viernes, 28 de marzo de 2008

Me gusta ser

Me gusta ser hombre, ser persona, porque no está dado como cierto, inequívoco, irrevocable que soy o seré decente, que manifestaré siempre gestos puros, que soy y que seré justo, que respetaré a los otros, que no mentiré escondiendo su valor porque la envidia de su presencia en el mundo me molesta y me llena de rabia.
Me gusta ser hombre, ser persona, porque sé que mi paso por el mundo no es algo predeterminado, prestablecido.
Que mi "destino" no es un dato, sino algo que necesita ser hecho y de cuya responsabilidad no puedo escapar.
Me gusta ser persona porque la Historia en que me hago con los otros y de cuya hechura participo es un tiempo de posibilidades y no de determinismo. Eso explica que insista tanto en la problematización del futuro y que rechace su inexorabilidad.(...)
Me gusta ser persona porque, inacabado, sé que soy un ser condicionado pero, consciente del inacabamiento, sé que puedo superarlo.
Ésta es la diferencia entre el ser condicionado y el ser determinado. La diferencia entre el inacabado que no se sabe como tal y el inacabado que histórica y socialmente logró la posibilidad de saberse inacabado.
Me gusta ser persona porque, como tal, percibo a fin de cuentas que la construcción de mi presencia en el mundo, que no se consigue en el aislamiento, inmune a la influencia de las fuerzas sociales, que no se comprende fuera de la tensión entre lo que heredo genéticamente y lo que heredo social, cultural e históricamente, tiene mucho que ver conmigo mismo.

Paulo Freire, Pedagogía de la Autonomía, 1995.

jueves, 27 de marzo de 2008

Osvaldo

Vivía solo.
Sentado en una silla, en la puerta de su casa, pasaba cada día.
Nada escapaba de sus sentidos, ni nadie.
Sabía todo lo que pasaba en la cuadra.
Cada vez que pasabas por delante de su casa te saludaba con un amable "¡Buen día vecino!", "¡Buen día señora!", "¡Buen día señor!", según quien eras.
Algunos decían que era un poco chusma, pero eso sí: buena persona ¿eh?.
Según él era sereno, trabajaba de noche.
Lo que nadie se explicaba era cuándo dormía este hombre, porque a toda hora se podía verlo sentado ahí, tomando unos mates o un vaso de cerveza.
Hace unos diez días atrás no se lo vió más, ¿qué le habría pasado?, no era habitual que se ausentara tanto.
Poco después sacaron los muebles de su casa, cambiaron la ventana y empezaron a arreglar la casa. Pero él no estaba. No era una mudanza.
Finalmente un vecino confirmó su muerte. La pasión de Osvaldo empezó el 15 de marzo a la noche y terminó el lunes 17.
Cuesta no verlo, duele pensar que haya sufrido sin que tal vez nadie se diera cuenta.
Encima, en su casa ya hay movimiento, como si nada hubiera pasado. ¿Por qué no dejarla unos días cerrada, como los ojos de Osvaldo ahora?

martes, 25 de marzo de 2008

Mi palabra me convoca.

Decir.
Crecer.
Qué poder tienen las palabras!
Cuánto significan o pueden llegar a significar

si las "peso",
las dejo "flotar" fuera de mi,
las recuerdo.
Revelan ...ponen delante de mi mirada aquello que, antes de darles cabida, era incapaz de percibir.

Y me liberan, abren, amplían el horizonte...
me devuelven a la vida, que creía ajena para mi.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Pasan los dias...

Pasan los dias y yo estoy sin postear nada.
Es que no tengo nada para decir.
Estoy como para adentro. Sabran de que se trata eso no?.
Estoy en silencio, pero estoy presente.

jueves, 13 de marzo de 2008

La Iliada sigue siendo una fuente inagotable de sensaciones...

Quiero compartir estos versos del Canto I de La Iliada de Homero, por la ternura que emana de la escena.
Me emociona ese acudir del hijo angustiado a la madre, sobre todo porque se trata de un hijo adulto, y la actitud de la madre que lo escucha e inmediatamente acude a su llamado y lo calma con caricias y palabras...

Aqui va el texto:

345: De tal modo habló. Patroclo, obedeciendo a su amigo, sacó de la tienda a Briseida, la de hermosas mejillas, y la entregó para que se la llevaran. Partieron los heraldos hacia las naves aqueas, y la mujer iba con ellos de mala gana. Aquileo rompió en llanto, alejóse de los compañeros, y sentándose a orillas del espumoso mar con los ojos clavados en el ponto inmenso y las manos extendidas, dirigió a su madre muchos ruegos: — ¡Madre! Ya que me pariste de corta vida, el olímpico Zeus altitonante debía honrarme y no lo hace en modo alguno. El poderoso Agamemnón Atrida me ha ultrajado, pues tiene mi recompensa, que él mismo me arrebató.
357: Así dijo llorando. Oyóle la veneranda madre desde el fondo del mar, donde se hallaba a la vera del padre anciano, e inmediatamente emergió, como niebla, de las espumosas ondas, sentóse al lado de aquél, que lloraba, acaricióle con la mano y le habló de esta manera:
362: —¡Hijo! ¿Por qué lloras? ¿Qué pesar te ha llegado al alma? Habla; no me ocultes lo quepiensas, para que ambos lo sepamos.

lunes, 10 de marzo de 2008

La lentitud, hoy mala palabra?

Vivimos en un mundo donde todo tiene que ser "ya", donde siempre estas atrasado/a, siempre te falta algo para llegar...a que?
A veces me atrapa esa voragine y pienso con desesperacion ¡ya tengo 32 años y todo lo que todavia no hice, todo lo que todavia no se!!! Y sufro por eso, me angustio.
Para que?...
Entonces, agarro Rayuela de Cortazar, que es el libro que estoy descubriendo en este momento, y me sumerjo en otro tiempo en este tiempo, el tiempo de la lectura.
No se puede leer rapido si se quiere entender. Hay que parar, dejar flotar las palabras unos instantes y a veces hasta dejar el libro en esa instancia para rumiar...
Creo que la gran riqueza que nos entrega la literatura hoy es esa. Poder parar un poco. Salir de la ola de vida actual que nos envuelve y arrastra y pensar...reposicionarnos frente al mundo.

jueves, 6 de marzo de 2008

"VIOLETAS"

Como en un jardin
ves primero
las margaritas
que alargan el cuello
pero buscas
esa matita de violetas
que te llama desde el suelo
con el perfume.

Extraido de "VIOLETAS" de Eva Murari - Ediciones VOX, 2003.

lunes, 3 de marzo de 2008

Punto.

Estaba en la parada esperando la 502.
Un libro en la mano. El impermeable gris, llovia finito y continuo.
Los pies mojados por haber pisado una baldosa floja.
Se iba a casa. No veia la hora de llegar y cebarse un mate calentito.
Ya se imaginaba la espumita que se formaba mientras regaba la yerba, la reconfortante sensacion de ponerse las pantuflas y la musica de Joao Gilberto sonando bajito.
Subio al colectivo. Miraba por la ventanilla y no veia nada.
Tenia que ordenar. El placard. Y su cabeza. Por eso primero mejor ordenaba el placard. Transitivamente se ordenaban las ideas.
A donde iba a mandar esa bronca que tenia. Como hacia para no estar siempre dando vueltas con lo mismo.
Llego. Entro en su departamento, ese refugio calido que la protegia de la lluvia y del frio. Se hizo los mates imaginados, se calzo las pantuflas y puso el disco de Joao Gilberto.
Los puloveres en el estante de arriba, abajo las remeras, mas abajo los joggins, en un cajon las medias y en otro la ropa interior. Ya no sirve de nada seguir ocupandome de si me quiere o no. No me quiere. Punto.
Este cajon lo dejo vacio, ya voy a decidir que guardo aca.